martes, 29 de septiembre de 2009

Primos

Primos son la harina, la sal y el agua; primos son los hornos, las charolas, los pinceles y espátulas, así como lo son la levadura de la manteca, y el rodillo de la naranja. Las conchas y las magdalenas son primas. Los panquecitos de los panes salados y los sosos del tomate también lo son.

Primos son la pizza y el pan dulce, y hay un lugar donde se apilan en canastas de mimbre, en una atmósfera ligeramente húmeda pero cálida como el interior de un horno.

En La Condesa, frente a la embajada de Honduras sobre la calle de Alfonso Reyes, se encuentra una panadería angosta y pequeña: Primos.


Es casi imperceptible con su fachada blanca y las puertas de madera oscura. Sus ojos son ventanas angulosas.
Sabrás que te acercas si estás abierto a los olores, especialmente el de la pizza recién hecha. Ni bien entrar se ve una mesa rectangular. Desordenados, se apilan hogazas de tomate, queso, albahaca, cebolla y otros más sencillos.

En una esquina hay panquecitos de zanahorias ¡y cookies and cream! En otras hay dibujos o baguettes con harina espolvoreada.
El lado más importante es el derecho: las canastas vigilan conchas, panqués, roles de canela, cuernos simples y rellenos, magdalenas, scones y ninguna dona.

En promedio, por una docena de monedas se consigue alguna de estas piezas. Son densas pero suaves, las migas se esparcen con lentitud, penetrando y animando cada papila.


Destacan las pequeñas conchas, con algún toque de naranja y azúcar. Ligeramente amarillas pero no por abusar de la mantequilla. Alguna atención dedícale al panqué de naranja y almendras (que sabe más a la segunda que a la primera).


La tarta de Santiago tiene un alto y ancho considerable, que satisfaría plenamente cualquier antojadizo. ¿Con qué lo acompañas? –Té, café expresso o una copita de oporto.


Aunque Primos nos comentó que la venta mayor se va en scones y envueltos, nuestro premio va a los roles de canela.
¿Por qué? Hacer roles de canela es un arte: para saber que están hechos no deben “avisarte” que son de canela (abrirlos y ver el color pardo en el pan). Aquí, a ojos cerrados, llega el sabor de canela concentrado a cada parte de tu ser.

La otra ventaja es el tamaño “exacto”. La densidad del pan es justo. No hay ansiedad por más ni extrañarás un bocado adicional. Si llegas cuando están recién hechos (por ejemplo alrededor de las 17 ó 18 horas del sábado) será simplemente primo de lo perfecto.